Óklamar
Azul como el cielo es lo que yo veo.
Cálido, como el ambiente, es como yo me siento.
Azules son mis ojos cuando miro al cielo azul, y tierra soy al comprender a la Tierra...
Desde tiempos remotos hemos ido apareciendo.
Venimos de más allá del nacimiento de la Tierra a través del tiempo, desde las primeras estrellas.
Verde como las hojas de los árboles se torna nuestra llama de vida, entonces estalla la historia...
......
Álimur preparaba el fuego en un pequeño claro del bosque de Óklamar.
Nada que temer en tan fantástico bosque y estaba intrigado. Esperaba a alguien, todavía no sabía a quien.
Desde tiempos inmemoriales Álimur esperaba en el pequeño claro del gran bosque de Óklamar, alimentando la llama del fuego del claro del bosque.
Óklamar se extendía desde los confines, pero desde hacía tiempo algo hacía sospechar a Álimur que algo podía suceder o podría estar ocurriendo ya, más allá de los confines.
Para Álimur todo tenía sentido:
Alimentar la llama del fuego del claro, bajo la constante luz de las estrellas en la constante noche.
Sin embargo, así crecía el desasosiego de Álimur, que cada vez se iba a buscar leña más lejos del claro, para ver si podía ver los confines, o más allá de estos.
Y hubo una vez en la noche, en tiempos inmemoriales, cuando no había tiempo, que se apagó la llama de Óklamar. Así tan lejos se había ido Álimur, incluso sin llegar a ver los confines.
Álimur no supo volver, y se perdió, y no supo despertar aunque lo intentó.
De aquel viajero que encienda la llama con el viento de su paso...
Una luz vibra en la estancia.
Y en el umbral de la luz está no puedo decir qué, allá en los confines, donde se extiende el Universo.
Cálido, como el ambiente, es como yo me siento.
Azules son mis ojos cuando miro al cielo azul, y tierra soy al comprender a la Tierra...
Desde tiempos remotos hemos ido apareciendo.
Venimos de más allá del nacimiento de la Tierra a través del tiempo, desde las primeras estrellas.
Verde como las hojas de los árboles se torna nuestra llama de vida, entonces estalla la historia...
......
Álimur preparaba el fuego en un pequeño claro del bosque de Óklamar.
Nada que temer en tan fantástico bosque y estaba intrigado. Esperaba a alguien, todavía no sabía a quien.
Desde tiempos inmemoriales Álimur esperaba en el pequeño claro del gran bosque de Óklamar, alimentando la llama del fuego del claro del bosque.
Óklamar se extendía desde los confines, pero desde hacía tiempo algo hacía sospechar a Álimur que algo podía suceder o podría estar ocurriendo ya, más allá de los confines.
Para Álimur todo tenía sentido:
Alimentar la llama del fuego del claro, bajo la constante luz de las estrellas en la constante noche.
Sin embargo, así crecía el desasosiego de Álimur, que cada vez se iba a buscar leña más lejos del claro, para ver si podía ver los confines, o más allá de estos.
Y hubo una vez en la noche, en tiempos inmemoriales, cuando no había tiempo, que se apagó la llama de Óklamar. Así tan lejos se había ido Álimur, incluso sin llegar a ver los confines.
Álimur no supo volver, y se perdió, y no supo despertar aunque lo intentó.
De aquel viajero que encienda la llama con el viento de su paso...
Una luz vibra en la estancia.
Y en el umbral de la luz está no puedo decir qué, allá en los confines, donde se extiende el Universo.